El jueves es un día extraño para un festivo, ¿verdad? Por supuesto, algunas empresas les dan a sus empleados el viernes después del Día de Acción de Gracias, pero muchas no lo hacen, lo que significa que los estadounidenses de todo el país deben volver al trabajo con el estómago lleno de pavo después de haber comido todo lo que se puso a su alcance el día anterior.
Un editor famoso incluso le escribió al presidente Herbert Hoover en 1929 para pedirle que *por favor* cambiara el feriado al viernes para que todos pudiéramos tener un fin de semana de tres días y dedicarlo al “agradecimiento, el descanso, el placer y la recreación”. Amén, F.B. Haviland.
Los historiadores no saben exactamente qué día de la semana fue el “primer Día de Acción de Gracias” entre los peregrinos y los nativos americanos, pero en realidad ocurrió en octubre, no en noviembre, según el Farmer’s Almanac. Entonces, ¿por qué celebramos el Día de Acción de Gracias el cuarto jueves de noviembre?
El Farmer’s Almanac indica que el jueves era un día especial para los colonos puritanos en Nueva Inglaterra ya que los ministros daban servicios religiosos por la tarde, lo cual podría haber contribuido a la tradición del jueves de Acción de Gracias. Sin embargo, durante un breve período de cinco años en el siglo XVII, el Día de Acción de Gracias se celebró el 25 de noviembre.
En cualquier caso, el Día de Acción de Gracias se ha celebrado un jueves de noviembre desde la presidencia de George Washington. Washington declaró un día de acción de gracias y oración en 1789, en parte para honrar la nueva Constitución de Estados Unidos.
No obstante, fue el presidente Abraham Lincoln quien proclamó en 1863 que el Día de Acción de Gracias se celebraría el último jueves de noviembre.
“Fue el autor de la idea de que una nación debe agradecer las ventajas y privilegios de vivir en una democracia como esta”, explicó Harold Holzer, historiador y presidente de la Fundación del Bicentenario Abraham Lincoln.
Sin embargo, el trauma de la Guerra Civil fue necesario para que el Día de Acción de Gracias se convirtiera en una fiesta anual formal.
Lincoln emitió su proclamación el 3 de octubre de 1863, tres meses después de las victorias del Ejército de la Unión en Gettysburg y Vicksburg, momento en el que el triunfo final ya se perfilaba en el horizonte. “En el otoño de 1863 había muchas razones por las cuales sentirse agradecidos”, dijo Allen Guelzo, profesor Henry R. Luce de la etapa de la Guerra Civil en el Gettysburg College.
Al escribir que el pueblo estadounidense “debería reconocer solemnemente, con reverencia y gratitud” las muchas bendiciones de la nación, Lincoln declaró: “Por lo tanto, invito a mis conciudadanos de todas partes de Estados Unidos, y también a quienes están en la mar y en tierras extranjeras, a retirarse y observar el último jueves de noviembre próximo como el día de acción de gracias y alabanza a nuestro Padre benéfico que mora en los cielos”.
Cabe señalar que, aunque Lincoln emitió esta proclamación, la mayoría de los historiadores creen que en realidad fue escrita por su secretario de Estado, William Seward.
La proclamación perseguía una meta familiar para Lincoln. “Siempre estaba buscando formas de unificar a la nación en aquellos terribles tiempos de guerra”, afirmó el biógrafo Ronald C. White Jr.
Durante décadas después de Lincoln, los estadounidenses siguieron celebrando tradicionalmente el Día de Acción de Gracias el último jueves de noviembre, incluso cuando cayó el 30 de noviembre, como sucedió en 1939, el final de una década marcada por los problemas económicos.
En aquel momento, a algunos comerciantes les preocupó que un Día de Acción de Gracias tardío redujera las ventas navideñas y le pidieron al presidente Franklin D. Roosevelt que adelantara el día festivo una semana. El presidente lo hizo y generó un caos inesperado.
Algunos gobernadores estatales se opusieron y emitieron sus propias proclamas para celebrar el Día de Acción de Gracias el 30 de noviembre mientras que otros estados reconocieron la fecha del 23 de noviembre. Esto creó problemas en la programación para las tradiciones navideñas, desde reuniones familiares hasta juegos de fútbol.
“Durante un par de años todo fue un caos”, dijo Bob Clark, archivero supervisor de la Biblioteca y Museo Presidencial Franklin D. Roosevelt.
Finalmente, el Congreso intervino. El 26 de diciembre de 1941, menos de un mes después de que se produjera el ataque a Pearl Harbor que hundió a Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, el Congreso aprobó una ley que declaraba el cuarto jueves de noviembre como el Día de Acción de Gracias, fecha que se mantiene en la actualidad.