Masivo despliegue de seguridad busca blindar a Biden de amenaza de turbas y «lobos solitarios»
WASHINGTON,– Washington se preparaba el miércoles para una tensa toma de posesión del presidente electo Joe Biden, mientras más de 25.000 efectivos de la Guardia Nacional vigilan una ciudad con barricadas y sin los espectadores que suelen abarrotar el ritual cuatrienal.
Con gran parte del centro cercado, analistas de seguridad expresaron su confianza en que las medidas sin precedentes protegerán el juramento de Biden al mediodía hora local (1700 GMT) de un asalto como el sufrido por el Capitolio hace dos semanas, que dejó cinco muertos.
Hay pocas señales de complots organizados para interrumpir la investidura, dicen los expertos, pero la amenaza de ataques de «lobos solitarios» o de violencia llevada a cabo por individuos radicalizados sigue siendo una preocupación, sobre todo en las capitales estatales.
Cuando Trump salió de la Casa Blanca por última vez el miércoles por la mañana, su helicóptero sobrevoló miles de banderas estadounidenses y estatales colocadas en la Explanada Nacional, en lugar de los cientos de miles de personas que se reunieron en las pasadas inauguraciones para ver el proceso en pantallas gigantes.
Cerca de la Corte Suprema, unos 20 soldados de la Guardia Nacional observaban cómo un puñado de manifestantes gritaba consignas contra los homosexuales y las feministas a través de un megáfono.
Dennis Pluchinsky, exanalista de terrorismo del Departamento de Estado, dijo que algunos manifestantes de derecha pueden protestar fuera de la zona de seguridad central cercada de Washington o causar violencia allí, en un intento por empañar el mensaje de Biden de unificar la nación.
No obstante, indicó que su interrupción no debería estropear la ceremonia. «No hay nada que puedan hacer para dañar a Biden. Creo que todo lo que están intentando es enarbolar su bandera y envenenar la inauguración», dijo Pluchinsky, quien está publicando una historia en cuatro volúmenes del extremismo antiestadounidense.
Funcionarios del Pentágono y el FBI están revisando a las tropas participantes para evitar cualquier ataque interno.
El martes, funcionarios del Pentágono dijeron que una docena de miembros de la Guardia Nacional fueron destituidos de sus funciones en la toma de posesión tras una investigación que incluyó la detección de posibles vínculos con el extremismo de derecha y mensajes de texto preocupantes.
Las autoridades han dejado poco al azar este año. Los puentes entre Virginia y el centro de Washington se han cerrado, al igual que las estaciones de metro en el área de seguridad central, que algunos residentes han comparado con la Zona Verde, que parece una fortaleza, en el centro de Bagdad, en Irak.
Se han suspendido algunos servicios de autobuses interurbanos, al igual que muchas estaciones de bicicletas compartidas y trenes de Amtrak que van hacia el sur desde Union Station, que pasan por un túnel al este del Capitolio.
El número de tropas en Washington triplica la cantidad normal de efectivos de la Guardia Nacional, dijo el general de división William Walker, comandante de la Guardia Nacional en el DC.
«No vamos a tomar riesgos», dijo Walker a NBC. «Es solo para asegurar la transición pacífica del poder presidencial».