Cuando Gonzalo Castillo fue posesionado al frente del Ministerio de Obras Públicas (MOPC), después del acto protocolar nos reunió en el despacho y dijo: “Tomen mi número de teléfono y cualquier cosa me llaman”, en principio no entendía, poco después dijo durante una conversación “desde aquí vamos a mejorar la vida de la gente”, cosa que vi cada ejecutoria durante 5 años bajo su administración.
En los recorridos realizados por diferentes provincias del país en el año 2013, Gonzalo conversó con casi todos los alcaldes de los diferentes municipios cabeceras y distritos municipales del país, donde le recordó a cada uno la importancia de trabajar para la gente ¡Pues para esos fines fueron elegidos! dijo, y continúo diciendo que, sin importar la bandera política, había que trabajar, sin descanso para llevar bienestar a familias en todos los rincones.
Cada día, y como resultado la presencia del ministro, pude ver la calidez con la que los habitantes de diferentes comunidades recibían a Gonzalo Castillo, y desde sus hogares, las mujeres vociferaban ¡Ministro, ministro, venga y abráseme! ¡Mire que ahora podemos caminar en taco y hacerno´ lo rolo! gracias, gracias, repetían los munícipes, esos halagos nos hacía entender a una parte del equipo, que teníamos un hombre cercano a la gente, joven, sencillo y capaz, en fin, no parecía el prototipo de funcionario que conocemos hoy, ese hombre es un gestor.
Cada obra, cada pulgada de asfalto colocada tenía un motivo, una razón, y esa razón, no era solo la de mejorar la calidad de vida de la gente, sino, incentivar el desarrollo de los diferentes sectores productivos del país, porque sabía que, si mejoraba un camino vecinal, también mejoraba el chofer del camión, que ya no tenía que comprar tantas piezas por mantenimiento.
Mejoraba el campesino que siembra la tierra, porque sus productos tenían más salidas, mejoraba la dueña del colmadito, porque los trabajadores de la tierra podían comprar productos allí, y por supuesto el dueño del almacén y el delivery, entonces a partir de ese momento pude entender sobre la forma de mejorar la calidad de la vida de la gente a través de pequeñas obras como un camino interparcelario, en fin, un hombre consecuente con lo que dice.
Fue ese sentido de responsabilidad que lo llevo a estar entre los mejores índices de aprobación en el desempeño institucional, respetuoso de los criterios, firme en la toma decisiones, un hombre de pocas palabras, pero de muchas acciones.