Al momento de su muerte, en junio de 2009, Michael Jackson tenía el cuerpo devastado por las cirugías estéticas, por los medicamentos recetados y por una aparente batalla contra la anorexia. El informe de la autopsia de la estrella de la música arrojó escalofriantes detalles del estado físico que tenía la voz de “Thriller” cuando murió a los 50 años a causa de un paro cardíaco provocado por una sobredosis de propofol, un potente calmante.
De acuerdo con The Sun, el cantante tenía pastillas parcialmente disueltas en el estómago y sobrevivía con solo una pequeña comida al día. Su cadera, muslos y hombros estaban cubiertos de marcas de pinchazos de las inyecciones de analgésicos que recibía a diario de su médico personal, Conrad Murray, quien fue declarado culpable de homicidio involuntario por administrar incorrectamente la droga que condujo a la muerte del artista.
Además, según el citado medio, los labios del “rey del pop” habían sido tatuados de color rosa mientras que sus cejas eran tatuajes negros y la parte delantera de su cuero cabelludo también había sido tatuado de negro para combinar con el color oscuro de su cabello.
Mientras tanto, sus rodillas estaban misteriosamente magulladas y tenía cortes en la espalda. Su cuerpo también estaba manchado, lo que confirma que sí padecía vitiligo, una enfermedad de pigmentación. Pero lo más inquietante que se descubrió fue que su cabello ondulado, hasta los hombros, era una peluca pegada a su cabeza, ya que era calvo.
“Era piel y hueso, se le había caído el pelo y no había estado comiendo más que pastillas cuando murió”, dijo una fuente a The Sun. “Las marcas de inyección en todo el cuerpo y la desfiguración causada por años de cirugía plástica demostraron el declive de sus últimos años”.
Se cree que Jackson comenzó a usar peluca tras sufrir quemaduras de segundo y tercer grado durante la filmación de un comercial de Pepsi en 1984. El rodaje en el Auditorio Shrine de Los Ángeles le exigió que bajara un corto tramo por unas escaleras mientras se lanzaban fuegos artificiales a su alrededor. Pero un problema técnico durante una toma provocó chispas que impactaron en el rostro de Jackson, quien terminó con varias heridas.
El documental Killing Michael Jackson, dirigido y producido por ZigZag, se centra en la muerte del cantante y presenta los testimonios de Orlando Martínez, Dan Myers y Scott Smith, los tres detectives que participaron en la investigación inicial de la muerte del músico. Allí se confirmaba que Jackson se había hecho un tatuaje en la parte superior de la cabeza para oscurecer la zona y disimular la ausencia de pelo.
“Cuando vi su cuero cabelludo observé cómo la parte superior de su cabeza estaba calva. Además, tampoco tenía casi pelo en los costados”, detalló Smith en el programa.
Otro de los detalles que revela el documental es que Jackson tenía el cuerpo lleno de cicatrices y marcas que serían producto de las diferentes cirugías a las que se sometió.
Además de su calvicie, la autopsia habría revelado cicatrices detrás de las orejas, en la nariz, en la base del cuello, en las muñecas y en los brazos, entre otras zonas.
La televisión británica también ofreció algunas imágenes del dormitorio en el que pasaba sus noches el legendario cantante y bailarín, que ya se habían filtrado en los medios años atrás. Medicamentos, agujas, poemas pegados en las paredes y una muñeca de aspecto siniestro fueron algunos de los objetos hallados por los oficiales.
Los detectives que irrumpieron en la intimidad de la fallecida estrella describieron a la habitación como un lugar “caótico” y atestado de medicamentos.