Tanto para los dominicanos que viven en la isla, como para todo otro nacional latinoamericano que aún vive lo cotidiano en su país de origen, tengo una noticia que compartir con ustedes. Rogando a su vez, que les sirva de valiosa reflexión y sepan asimilar con sensatez su importancia.
Sé que es de poco conocimiento para ustedes, pero sus compatriotas que, residen en los Estados Unidos y que, a pesar de mostrar prosperidad y afluencia, como la que comparten en las redes sociales con sus experiencias envidiables o con sus sistemáticos aportes económicos en forma de remesa, les avanzo que, en realidad, la gran mayoría de ellos, vive de cheque en cheque.
Estamos a días de que se cumpla un mes desde que, se agotara el presupuesto fiscal del gobierno de los Estados Unidos y su renovación haya sido impedida por la improductiva y necia pugna política que conllevan la rama Ejecutiva y una fracción de la Legislativa, por el “Muro” en la frontera con México. El impase del “Shutdown”, en el peor de los casos servirá de atasque del proceso de formalización de los estatus migratorios pendientes de algunos inmigrantes. Y en el igual de infortunito de los casos, el mismo impactará económicamente a algunos miembros de las diversas diásporas, los aportes que estos envían en remesa y las economías de las naciones que la reciben.
Sin embargo, de ese evento inoportuno hay lecciones que, las diásporas latinoamericanas que viven aquí, pueden transmitir a los compatriotas de sus naciones de origen. Visualizaciones que, al recibirlas, estos originarios deberían permitirse una justa y sincera reflexión sobre sus realidades y sobre la de los que vivimos aquí.
La primera lección es que, el evidente tranque, conceptualmente habla más en favor del sistema democrático, que lo que pudiera presentarse en su contra. Que la falta de balance que a veces los latinoamericanos queremos, con tal de echar a andar las cosas, justificadas además por la necesidad de supuestamente favorecer con bien al colectivo, puede que sea una visión errada. Que a pesar de que las contrafuerzas suelen lucir entorpecedoras, en realidad son más fluyentes y en favor del colectivo, pues exige compasión, compromiso y convenio. Solo el equilibrio que existe entre la independencia y la dependencia entre sí, de los poderes del Gobierno, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, se puede asegurar una democracia real y confiable.
La segunda lección es que, sin engañarnos ni emitir juicio despectivo, casi todos los inmigrantes que vivimos aquí, ya sea que hayamos tomado la decisión de venir por nosotros mismos u otros la hayan tomado por nosotros, la acción partió del beneficio económico que esta representaba. Los que llegaron aquí bajo el manto de asilo político o humanitario, son los menos. Y ejemplo de ello, lo afirman, los más 150,000 millones de dólares que partieron como remesa desde los Estados Unidos para el resto del mundo en el 2018. El que viene aquí por asilo, rara vez se presta a ser emisor de divisas a lo que dejó atrás. El que llega por lo económico, mantiene el vínculo.
Según TheDialogue.org, y su programa de Migración, Remesas y Desarrollo, en su estudio “Las Remesas a América Latina y el Caribe” fija que, la mitad de esa excesiva cifra de más de US$150 Mil Millones, tuvo como destino, 17 países de esta región y demografía latinoamericana. Esos aportes, aseguran una estabilidad inusual, dentro de sus economías y sus tazas cambiarias.
En esa tónica es importante resaltar el segundo punto de esa segunda lección. Una importante parte de los 800,000 empleados públicos que están trabajando sin recibir pago, o por igual, han sido enviados a sus casas por causa del paro fiscal, son latinoamericanos. Y unos otros que a pesar de no ser empleados públicos, pero reciben de este, compensaciones salariales, asistencia social o bonos para alimentos, también están siendo afectados.
Por ende, los aportes económicos que ellos envían con regularidad a sus seres, dependen de un ingreso estrecho, predecible y específico con el que, ya han ensayado una maniobra, que les permite complementar su afluente pobreza, a la vez que alivian las necesidades de sus familiares en su nación de origen.
El no poder disponer de sus sueldos y visto que la gran mayoría de ellos, vive de cheque en cheque, esta realidad termina impactando a los que hubieran recibo esos fondos y a las economías de los países que estos habitan. Si observas las tendencias de los envíos y las devaluaciones de las monedas latinoamericanas durante el debacle de la economía de los Estados Unidos en el 2007, encontraras que no hubo una sola nación latinoamericana que, no mostrara efectos por ello. Con este reciente escenario, temo que si el gobierno permanece cerrado por mucho más tiempo, los efectos serán notorios.
No es difícil creerlo, pero en un país de consumo como este, la economía se encarga de que dejes todo sobre la mesa al llegar el día 30 de cada mes.
La tercera lección que arroja esta situación gubernamental lo es que, todos decimos querer formalizar nuestros estatus con Migración. No obstante, somos haraganes en hacerlo.
Y para los que si se han preocupado en fijar legalidad sobre su estadía en los Estados Unidos, unos de los elementos que han surgido como igual de preocupante en este periodo de cierre, son las Cortes de Migración. La preocupación es que, debido al cierre, audiencias fijadas para la formalización de estatus, en favor de una “residencia”, están en el aire. Sujetas a la esperanza de que sean re-agendadas para una pronta fecha. Sin embargo, el que conoce sobre la infraestructura y planificación programática interinstitucional que existe aquí, entiende que la única opción es colocar esas citas al final de la fila.
Esa potencial realidad, impactaría a muchas personas que, por tres años habían esperado su turno frente a un juez, en busca de un veredicto sobre su estatus de asilo y su condición de residente. El impase incluso puede afectarle de tal manera que, los empleadores que se habían comprometido con inmigrantes que tienen un estatus pendiente, puede que no quieran extender ese adeudo por otros tres años más.
Si algo muestra este paro, es que en el balance de las opiniones, existe la verdad. Que los que vivimos aquí, no todos somos ricos, aunque ganemos en dólares. Que esta falta de presupuesto o Shutdown afirma que, con la legalidad que rige esta nación no se juega. Y que el que esté dispuesto a escuchar, tendrá que aceptar que, el “Muro” solo demostrará la gran perseverancia de los latinos, de los refugiados y de todo aquel que tenga la necesidad de soñar.
Un dialogo político o social deberá siempre partir desde un lugar de mutuo acuerdo y sin víctimas predeterminadas. Y a partir de ahí, conversar sobre los tópicos en los que diferimos, poniendo orgullos a un lado, con la sincera intensión de resolver el conflicto, por encima del beneficio sectorial y la necedad que le acompaña. Esa es una fórmula que siempre arrojará resultados positivos y capaces de perdurar en el tiempo. Pero primero hay que conversar. Aunque a veces parezca que sus mentes están refugiadas o en Shutdown.
Rodolfo R. Pou, Arquitecto. Empresario. Dominicano en el Exterior.