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El hombre que logró que EE. UU. otorgara ciudadanía por nacimiento para todos

En agosto de 1895, un joven cocinero llamado Wong Kim Ark estaba a punto de desembarcar del SS Coptic, tras un largo viaje a San Francisco desde China, cuando los funcionarios de aduanas estadounidenses le negaron la entrada.

Dijeron que no era ciudadano estadounidense. No importaba que Wong hubiera nacido en el barrio chino de San Francisco, no lejos del puerto donde ahora estaba detenido. La disposición de la Enmienda 14 sobre la ciudadanía automática para todas las personas nacidas en suelo estadounidense no se aplicaba en su caso, según argumentaron más tarde los funcionarios, porque ni él ni sus padres estaban “sujetos a la jurisdicción” de Estados Unidos en el momento de su nacimiento.

Sin embargo, lejos de rendirse, Wong llevó su caso a los tribunales, y ganó.

En el caso de Wong, la Corte Suprema afirmó la garantía constitucional de ciudadanía automática para casi todos los niños nacidos en Estados Unidos, un derecho que tiene profundas raíces en el derecho consuetudinario. Desde aquella sentencia de 1898, esa interpretación amplia de la ciudadanía por derecho de nacimiento ha sido la ley del país.

Ahora, el gobierno de Donald Trump quiere anular la sentencia del caso Wong Kim Ark —y la ciudadanía por derecho de nacimiento en sentido más amplio— en su lucha contra la inmigración.

En su primer día en el cargo, el presidente Trump firmó una orden ejecutiva en la que declaraba que el gobierno dejaría de tratar como ciudadanos estadounidenses a los hijos nacidos en Estados Unidos de padres indocumentados o que se encuentran temporalmente en el país.

La orden provocó una avalancha de demandas, en su mayoría de fiscales generales demócratas y grupos de derechos civiles. La semana pasada, la orden fue bloqueada indefinidamente. Un juez federal la calificó como “descaradamente inconstitucional”. El Departamento de Justicia ya ha recurrido una de las medidas cautelares.

El gobierno de Trump está impulsando una reinterpretación de la decisión de 1898, basándose en las ideas de un pequeño grupo de juristas como John Eastman, abogado conocido por diseñar un plan para bloquear la certificación por el Congreso de las elecciones presidenciales de 2020.

No está claro que la Corte Suprema, incluso con su mayoría conservadora, esté dispuesta a aceptar un caso así. Sin embargo, las recientes decisiones pueden sentar las bases de una prolongada batalla legal que los detractores de la ciudadanía por derecho de nacimiento esperan que erosione el antiguo precedente.

El caso Wong Kim Ark “es una ley consolidada, o al menos lo más consolidada posible”, dijo Amanda Frost, profesora de derecho de la Universidad de Virginia y experta en leyes de inmigración y ciudadanía. “Pero eso no significa que no pueda desestabilizarse”.

El caso de Wong surgió en un momento similar de elevada ansiedad nacional en torno a la inmigración.

Sus padres formaron parte de una oleada de trabajadores chinos que acudieron a Estados Unidos a partir de mediados del siglo XIX en busca de oportunidades económicas. El padre de Wong regentaba una tienda en el barrio chino de San Francisco, y en un apartamento situado encima de ese local nació su hijo Kim Ark en 1870.

El creciente número de trabajadores chinos en la Costa Oeste pronto originó una competencia económica y un virulento racismo. Las turbas vigilantes aterrorizaban regularmente y a veces incluso linchaban a estos inmigrantes, a quienes a menudo se presentaba como inasimilables, inferiores y enfermos.

Las leyes federales también reflejaban ese prejuicio, como la Ley de Exclusión China de 1882, que prohibía a la mayoría de los chinos entrar en el país y les prohibía a todos naturalizarse.

Por aquel entonces, los padres de Wong regresaron a China y se llevaron a su hijo. Sin embargo, atraído por la promesa de salarios más altos, Wong no tardó en volver a Estados Unidos.

Pudo hacerlo, a pesar de la Ley de Exclusión China, porque los legisladores habían aprobado la Enmienda 14 en 1868, dos años antes de su nacimiento. En ella se afirma que “todas las personas nacidas o naturalizadas en Estados Unidos, y sujetas a su jurisdicción, son ciudadanos de Estados Unidos y del Estado en el que residen”.

La enmienda anuló la decisión Dred Scott de 1857, que declaraba que las personas africanas esclavizadas en Estados Unidos, y sus descendientes, no eran ciudadanos estadounidenses.

Para Wong y sus partidarios, el amplio lenguaje de la enmienda —especialmente la frase “todas las personas”— significaba que las personas nacidas en Estados Unidos como Wong eran ciudadanos, a pesar de las leyes de exclusión china. Y las primeras veces que viajó, pudo volver a entrar en Estados Unidos demostrando que había nacido en San Francisco.

Pero el gobierno, tratando de cerrar lo que consideraba un resquicio legal, se propuso encontrar un caso de prueba y dio con Wong.

Los abogados del gobierno se basaron en otra frase de la enmienda —“sometido a su jurisdicción”— para argumentar que, como los padres de Wong eran ciudadanos de China en el momento de su nacimiento, estaban sometidos a la jurisdicción del emperador chino, lo que también convertía a su hijo en súbdito de una potencia extranjera.

Los abogados de Wong citaron los debates del Congreso para argumentar que los autores de la enmienda pretendían que la ciudadanía por derecho de nacimiento se aplicara ampliamente. Las excepciones contempladas en la cláusula de jurisdicción eran muy pocas: los hijos de diplomáticos extranjeros; las fuerzas extranjeras hostiles que ocuparan territorio estadounidense; e inicialmente, algunos nativos americanos (el Congreso amplió la ciudadanía a todos los nativos americanos en 1924).

Los abogados de Wong también tenían una importante idea política: si Wong perdía el caso, a los hijos nacidos en Estados Unidos de inmigrantes europeos blancos también se les negaría la ciudadanía.

No estaba claro cómo resolvería el caso la Corte Suprema. Dos años antes, en Plessy contra Ferguson, el tribunal había respaldado la doctrina de “separados pero iguales”, dando apoyo legal a las leyes de Jim Crow que durante décadas segregaron y privaron del derecho al voto a las personas negras estadounidenses del Sur. La corte también había confirmado varias leyes de exclusión de chinos.

Después de más de un año, el tribunal, en una votación de 6-2, se puso de parte de Wong. En la decisión, el juez Horace Gray explicó que la referencia de la Enmienda 14 a “todas las personas” eran palabras “restringidas solo por el lugar y la jurisdicción, y no por el color y la raza”.

Desde aquella sentencia, la ciudadanía por derecho de nacimiento ha sido generalmente no solo aceptada, sino también alabada como símbolo del compromiso del país con un valor estadounidense fundamental: que todas las personas nacidas en Estados Unidos son iguales al nacer, independientemente de su raza, religión o del estatus migratorio de sus padres.

Sin embargo, ha habido cierta disconformidad, sobre todo últimamente, cuando el país ha tenido que enfrentar la afluencia de inmigrantes.

Los abogados del gobierno de Trump han argumentado en recientes recursos judiciales que la ciudadanía por derecho de nacimiento debe extenderse a los hijos de no ciudadanos solo si los padres están legalmente domiciliados en Estados Unidos, como lo estaban los padres de Wong en el momento de su nacimiento.

Los abogados también han dicho que los inmigrantes indocumentados y las personas con visados temporales, como los turistas y los estudiantes, mantienen lealtades políticas con gobiernos extranjeros y, por lo tanto, están “sujetos” a su “jurisdicción”, lo que hace que sus hijos nacidos en Estados Unidos no puedan optar a la ciudadanía estadounidense automática.

Rogers M. Smith, profesor emérito de ciencias políticas de la Universidad de Pensilvania, forma parte del reducido grupo de juristas que han defendido una interpretación más restrictiva de la sentencia de 1898. “La decisión no hablaba de los hijos de extranjeros no autorizados”, dijo. “Es ambigua”.

Smith dijo que, personalmente, estaba a favor de la ciudadanía automática por derecho de nacimiento, incluso para los hijos de inmigrantes indocumentados. Y, como la mayoría de los juristas, cree que el presidente —Trump en este caso— no tiene autoridad para utilizar una orden ejecutiva con el fin de decidir cuestiones relacionadas con la Enmienda 14.

La mayoría de los juristas consideran improbable que la actual Corte Suprema quiera reinterpretar un precedente que se remonta a más de un siglo.

La constitucionalidad de la ciudadanía por derecho de nacimiento no ha sido una cuestión especialmente ideológica. Entre quienes han defendido una interpretación amplia de la Cláusula de Ciudadanía de la Enmienda 14 se encuentra John Yoo, célebre profesor de derecho de la Universidad de California, Berkeley.

Sin embargo, hay indicios de que la tendencia podría estar cambiando.

El juez James C. Ho, que forma parte del Tribunal de Apelación del Quinto Circuito de Estados Unidos y ha sido mencionado como candidato a la Corte Suprema, defendió enérgicamente en su día la ciudadanía automática para casi todos los niños nacidos en Estados Unidos. Pero en una entrevista el pasado otoño, el juez Ho pareció retractarse de esa interpretación amplia, invocando otro argumento que el gobierno de Trump ha citado en sus recientes presentaciones legales.

“La ciudadanía por derecho de nacimiento obviamente no se aplica en caso de guerra o invasión”, dijo a un entrevistador. “Que yo sepa, nadie ha argumentado nunca que los hijos de extranjeros invasores tengan derecho a la ciudadanía por derecho de nacimiento”.

Algunos estudiosos ven algo más nefasto. Erika Lee, profesora de historia en la Universidad de Harvard, dijo que la orden ejecutiva del presidente Trump sobre la ciudadanía por derecho de nacimiento debía considerarse en el contexto más amplio de sus esfuerzos por frenar la inmigración, del mismo modo que el caso Wong Kim Ark surgió en un periodo de intenso sentimiento antichino.

“Creo que existe un paralelismo muy claro entre entonces y ahora”, dijo.

Hasta hace poco, el caso de Wong Kim Ark era tan poco debatido públicamente que incluso los descendientes de Wong sabían muy poco de su antepasado, que hizo historia. Ahora, el renovado debate sobre la decisión podría llevar a una redefinición de lo que significa ser estadounidense y de quién puede serlo.

En cuanto a Wong, tras su victoria en los tribunales, siguió enfrentándose —como muchos estadounidenses de origen chino— a largos interrogatorios de los funcionarios federales de inmigración para demostrar que era ciudadano.

Con el tiempo, se mudó a China.

Fuente :
Yahoo | The New York Times , Amy Qin
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