El estudio, publicado en la revista Nature y dirigido por la investigadora de biología regenerativa Ya-Chieh Hsu, ha confirmado que el estrés produce canas.
Estudios previos habían sugerido que tal vez el motivo fuera un ataque del sistema inmunitario o el efecto de ciertas hormonas, como el cortisol, aunque ninguna de las dos hipótesis se había logrado demostrar. Al parecer, la culpa la tiene nuestro sistema nervioso simpático, que, ante un episodio intenso y prologado de estrés, dejaría a los folículos pilosos sin melanocitos, las células responsables de la pigmentación del pelo.
Este hallazgo podría explicar por qué algunos líderes mundiales como Barack Obama o Pedro Sánchez parecen volverse canosos a un ritmo acelerado a medida que soportan la carga del cargo.
“Hay muchas anécdotas sobre personas que sufren accidentes de tráfico y que se vuelven rápidamente canosos, o que el cabello de los jefes de Estado se pone blanco mientras está en el cargo. Este estudio nos dice exactamente cómo está sucediendo eso”, publica The Times.
“La creencia popular siempre ha sido que el estrés físico y emocional hace que el cabello se vuelva gris. Hace tiempo que sabemos que los melanocitos en los folículos capilares son mucho más sensibles que las mismas células que residen en la piel «, explica el Dr. Gary Goldenberg, profesor clínico asistente de dermatología en la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai en la ciudad de Nueva York. «Por lo tanto, el estrés, ya sea oxidativo, hormonal o inflamatorio, puede causar la destrucción de estas células».
Para llegar a esta conclusión, los científicos hicieron experimentos con ratones, a los que expusieron a situaciones de estrés. Descubrieron que cuanto más sufrían, más se resentían las células madre halladas en la base de los folículos pilosos, las cuales se diferencian en otras células concretas, llamadas melanocitos, responsables de la coloración del cabello. El estrés hace que aquellas proliferen a mayor velocidad e intensidad, hasta que llegan a agotarse, lo que acaba dejando a nuestro cabello sin la herramienta responsable de la coloración.
Aunque el experimento se realizó sobre tres grupos de ratones expuestos a diferentes situaciones de estrés (donde los que eran sometidos a un nivel más alto registraron mutaciones en el color de pelo) los científicos no descartan que suceda lo mismo con los humanos.
«Después de unos pocos días, se perdieron todas las células madre que regeneran el pigmento. Una vez que se han ido, ya no se puede regenerar el pigmento. El daño es permanente», explica el autor principal del trabajo Ya-Chieh Hsu, profesor asociado de Células Madre y Biología Regenerativa de Alvin y Esta Star en Harvard.
Por tanto, según lo analizado, cuando el cuerpo experimenta condiciones de gran estrés, este sistema produce un neurotransmisor llamado noradrenalina, que sería el ‘culpable’ de que se crease la cana.
Lo que ocurre es que el estrés activa los nervios que son parte de la respuesta de lucha o huida, que a su vez causan daños permanentes a las células madre regeneradoras de pigmento en los folículos capilares.
«Debido a que el estrés puede considerarse una forma de envejecimiento acelerado, este descubrimiento ha aumentado las esperanzas de tratamientos que puedan ralentizar o incluso detener el envejecimiento normal relacionado con la edad», dice The Guardian. «Más importante aún, podría arrojar luz sobre cómo el envejecimiento agota las células madre en todo el cuerpo, y tal vez señalar el camino hacia las terapias generales contra el envejecimiento».